Edumily González nació en Baruta, estado Miranda, Venezuela, el 29 de abril de 1980, está casada, tiene dos hermosos niños: un varón de 9 años y una niña de 4 años, que considera son un regalo del cielo. Siempre le encantó leer libros de mejoramiento moral y espiritual, y a la edad de 14 años asistía a conferencias de Metafísica que la ayudaron a visualizar que existía algo más que las religiones convencionales.
A muy corta edad, Edumily creía ciegamente en la existencia de otro papá que estaba en el cielo, que cuidaba a su familia y a ella aquí en la Tierra, y comenzó a tener experiencias paranormales que no eran entendidas por sus padres y hermanos que en algún momento llegaron a pensar que podía padecer de personalidades múltiples; no obstante, aceptaron que todo era normal, y descartaron la posibilidad de que estuviera padeciendo alguna dolencia.
A los 18 años comenzó a realizar imposición de manos y tenía facultades para canalizar sin tener ninguna técnica aprendida. Por cosas de Dios, según expresa, cayó en manos de la doctora Lucerlia Saavedra, médico pediatra, quien le hizo saber que tenía dones y talentos extrasensoriales, y estudió en la Escuela de Psicobiofísica de Venezuela. Ha realizado cursos de Terapia de Respuesta Espiritual, Reflexología, Flores de Valeriano, Consciencia de ser hombre y de ser mujer.
Un día se percató de que se había alejado del camino y se dejó llevar por la cultura de turno, preocupaciones de terceros que la condujeron a somatizar diabetes, y ello fue el detonante para volver hacia adentro y reconciliarse consigo misma; superó la dolencia y comprendió que cuando el ser humano se aleja del camino está propenso a sufrir de cualquier adversidad. Se dispuso a escribir y “recibió” una especie de terapia o método que la llevó a entender de muchos porqués, pero comenzó otro camino en su vida.
Con Armonización y reconexión de tu ser con la red de la Malla Universal (I) “Somos estrellas caídas del cielo”, ya a la venta en las principales librerías del país, sólo busca dar un mensaje que lo hizo suyo, pero que realmente sabe que es de su Padre, Dios, que lo envía a todos sus hijos que se encuentran buscando esa lucecita en el firmamento que los conduzca a ser felices y dichosos.
Este es sólo el comienzo de un gran viaje que recién comienza para ella.
